Aun no encuentro la calma en este nuevo comienzo. Camino y el caos se hace presente en un espacio en el que siento que en vez de ir creciendo me voy achicando.
Trato de no ser la que siempre se castiga y se enrabia consigo buscando respuestas a preguntas que no tienen sentido.
Ha sido un año movedizo, pero no empezó así: Se empezó a mover el piso desde antes, con las cercanías y las distancias. Lo tenía todo y no podía, lo tenía todo y necesitaba respirar, suspirar distinto.
Habité lugares con una desconocida, sentí en presencia continua la incapacidad de reparar, tal vez pagaré por eso no solo simbólicamente. Me quedé en silencio ante la sensación de invasión, volví a rectificar que no se puede ser sincera y bondadosa con toda la gente.
Volví a ser quien fui hace muchos años, y lo disfruté... Pero en ese viaje también volví a necesitar a quien he sido este último tiempo, me volví a re-conocer, volví a conectar con lo que me mueve, y aunque sea en un espacio más pequeño, menos céntrico, menos verde, lo importante es que en esencia, sigo siendo yo.