Fallaste, era tu única maldita y puta responsabilidad, y fallaste.
Si no te gusta, dile; pero jamás lo dejes, nunca. Si no te gusta dile y además, adhiere al entredicho que podrás con él, que no te va a superar y que aunque no te guste, siempre estarás ahí constante, como buena amiga...
Y ahora mírate. Qué desilucionante verte en ese deplorable estado, con unas lágrimas estúpidas que tú misma creaste, por culpa de él.
Deja de llorar y yá, debería acabarse después del pensamiento, la solución está siempre, qué importa un año más o un año menos... En realidad sí importa, siempre importa. Pero no hay más que hacer. Ahora tienes que concentrarte en lo que te confiere la misma ley que tú, tú misma inventaste. Por eso ahora es tiempo de controlar la procrastinación y volverte a ti misma y a lo que puedes. Porque tú puedes con esas personas, no serán más fuertes que tú, nunca. Aunque el odio incremente fuerzas, no puede acabar con las tuyas.
Vuelve a ti lo que hace un año existía, y tu estrés comienza desde cero; pero el nerviosismo de la primera vez ya no será el mismo, y tus metas serán objetivos claros de superación; y por sobre todo, de estar sobre la cima del cerro, habiendo llegado al final de la carrera.
Si caes al piso, si ya no puedes mas seguir, sólo queda flotar y llegar a la superficie, de nuevo. Él ni ella podrán contigo, ni ahora ni en dos años más.
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