sábado, 6 de junio de 2009

Papá desde acá.

Creo que voy atrasada a la universidad. Tengo sueño, demasiado sueño.
Hace días que esto está ocurriendo; no sé si será el cansancio aunque no creo. De qué cansancio hablamos...
Quizás la influenza humana. Tengo una amiga en la universidad que tiene a su mamá enferma; y es con la que más me junto. Es mi mejor amiga... La verdad, gracias a ella he vuelto a creer en la amistad entre mujeres, esa que no traiciona. Amistad que perdura desde hace dos o tres meses. Poco, por lo que aún queda tiempo para comprobarlo. Pero sé que María Jesús no me decepcionará. O eso espero (¿cierto Jesu?)
Me subo a la micro en el mismo paradero de siempre. Se ha demorado mucho.
Ahí viene una, es una de esas laaaargas. Eso significa que me voy a demorar más, porque se baja y sube más gente.
Para variar me tengo que ir parada, aunque como ésta no tiene escaleras, nisiquiera en el suelo me voy a poder sentar.
En el paradero que sigue, se subió una niña y un hombre adulto. Vienen tomados de la mano. Dudo que sean pololos o algo por el estilo, él es demasiado adulto.
De pronto ella le dice: "¡Pero papááá!" Y me doy cuenta que es su papá.
Qué envidia... Qué maldita envidia. Se ven tan amigos, tan cómplices.
Y yo sola. Yo y mis recuerdos que atormentan. Recuerdos que ni existen y que a veces pienso hasta, que yo misma me los invento.
No puedo evitar mirarlos; aquellos gestos, la comprensión, la amistad... Ella le cuenta de un tal Pablo. ¿Cómo sabes que se llama Pablo? ¿Por qué no te acompaña él? No papá, no le dije... El Pablo no es mi pololo. ¿Es bajo? Sí... O sea de mi porte, o un poquito más pequeño.
De eso hablan... De su pronto pololeo.
Me imagino cómo sería si yo le hubiese contado eso a mi papá... Tal vez qué me habría dicho. Una crítica por lo menos me bastaría, o eso que mi mamá siempre dice que mi papá haría: no dejarnos hacer nada. Pero estaría... No se esfumaría en las palabras ni en las lágrimas que explotan de vez en cuando entre mis ojos.
Y ahí están ellos...
Tengo que bajarme, ya llegamos a departamental. Mejor me bajo aquí, porque si sigo hasta Rondizzoni, será inevitable mirarlos y seguramente, capaz hasta a llorar empiece.
Me bajo y los miro por última vez... Que sean felices, y disfrútense así. Gracias.

Aah, y aparte de eso; me fijé en los pantalones de ella. Son turquesa, quiero unos así, igualitos.

2 comentarios:

  1. Cierto Javi.. obvio que no te voy a desepcionar, hasta el momento es una linda amistad. El año pasado luego de una serie de eventos desafortunados y muchas lágrimas había cerrado las inscripciones y avisado a todos los medios de comunicación que mi lista de amigas cercanas que valen la pena estaba cerrada.... tu me demostraste lo contrario.
    Te visualizo con pantalones turquesa, si quieres los vamos a compra a alguna tienda del gran Santiago (para mi la ciudad satelite es un misterio, te lo habia comentado?)
    Mi mamá ya se mejoró, al parecer yo también, nunca fue porcina aun que hubiese sido interesante tener la enfermedad del momento jajaja..
    Y sobre las penas que posiblemente te abundan, no puedo decir que la entiendo o que me pongo en tu lugar.. por que no debe ser fácil, pero la vida como quita .. da!.. eso si lo creo, cuando te priva de cosas escenciales lo más seguro es que te de alguna otra, no son iguales... aaagh , la vida nunca es totalmente justa, pero creo que lo intenta.. no podemos ser tan injusta con ella..

    Te quiero mucho Javiera Alejandra , sabiaas?

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  2. Linda :)
    te leo y me siento identificada contigo
    me agrada como escribes
    ojalá no llegues atrasada :D jaja nos suele pasar a los que vivimos + lejos
    saludos

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