Cuando te quedas callado; no me hablas, piensas, tu cara no tiene gestos. Me miras sin mirarme, me buscas para echarme, me sacas de tu lado... Y ni siquiera sé si estás enojado.
¿Por qué mierda te quedas callado? En realidad sé que estás enojado... pero esa manía de callarte cuando quieres decir tanto.
Es tu orgullo que toca hasta tu última célula, que no te deja ser tú, que te va a hacer perder tanto y ganar tan poco. ¿Es que no te das cuenta que tienes que cambiarlo?
“No Javiera, si no es orgullo, esto sí que no es orgullo...” A mí no me puedes mentir, yo te conozco, sé como eres, y ese orgullo es más fuerte que tú. Te supera, te reprime, te coarta.
Siempre buscas la manera de callarte y hacerme tan mal. Si yo sé lo que te pasa, pero si no me dices, no me hablas, NUNCA lo vamos a solucionar.
Desde que te conozco, desde que no te conocí y que poco a poco empecé a ser parte de ti, fuiste para mí y sólo conmigo; un pan diario. Pan que amasé con mis palabras, mi esfuerzo, mi perseverancia y lo mejor de mí.Pero ya no eres pan. Ya no quieres solucionar. Y odio que te calles cuando sé y sabes que estás enojado, cuando tienes mucho que decir.
No me importa que me digas lo que no quiero oír, quiero que lo digas; que dejes de callarte y vuelva a ser como era antes, cuando logré botar esa muralla y logré que me dijeras cuando estabas enojado, cuando algo te hacía daño, cuando no estabas en paz.
Y no sabes cómo odio que hagas como si yo no fuese importante. Porque sabes y sé que he sido lo más importante, lo más grande que pasó y que está en tu corazón. Sabes que en mí creíste y confiaste como en nadie... Pero también sabemos que tu maldito orgullo, que tu asqueroso silencio, nos va a alejar de nosotros, nos va a llevar al extremo en que estuvimos al principio, a ese abismo entre los dos... A esa distancia que nos distanciaría si aquello que odio en ti dejase de existir.
¿Por qué mierda te quedas callado? En realidad sé que estás enojado... pero esa manía de callarte cuando quieres decir tanto.
Es tu orgullo que toca hasta tu última célula, que no te deja ser tú, que te va a hacer perder tanto y ganar tan poco. ¿Es que no te das cuenta que tienes que cambiarlo?
“No Javiera, si no es orgullo, esto sí que no es orgullo...” A mí no me puedes mentir, yo te conozco, sé como eres, y ese orgullo es más fuerte que tú. Te supera, te reprime, te coarta.
Siempre buscas la manera de callarte y hacerme tan mal. Si yo sé lo que te pasa, pero si no me dices, no me hablas, NUNCA lo vamos a solucionar.
Desde que te conozco, desde que no te conocí y que poco a poco empecé a ser parte de ti, fuiste para mí y sólo conmigo; un pan diario. Pan que amasé con mis palabras, mi esfuerzo, mi perseverancia y lo mejor de mí.Pero ya no eres pan. Ya no quieres solucionar. Y odio que te calles cuando sé y sabes que estás enojado, cuando tienes mucho que decir.
No me importa que me digas lo que no quiero oír, quiero que lo digas; que dejes de callarte y vuelva a ser como era antes, cuando logré botar esa muralla y logré que me dijeras cuando estabas enojado, cuando algo te hacía daño, cuando no estabas en paz.
Y no sabes cómo odio que hagas como si yo no fuese importante. Porque sabes y sé que he sido lo más importante, lo más grande que pasó y que está en tu corazón. Sabes que en mí creíste y confiaste como en nadie... Pero también sabemos que tu maldito orgullo, que tu asqueroso silencio, nos va a alejar de nosotros, nos va a llevar al extremo en que estuvimos al principio, a ese abismo entre los dos... A esa distancia que nos distanciaría si aquello que odio en ti dejase de existir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario