Cuando éramos niñas, ambas aprendimos a mirarnos a los ojos, a vernos en el espejo simplemente con mirarnos; a reconocer sonrisas, a ir más allá del apego y encontrarnos con nosotras mismas, en la otra. A tener ya, apenas nacimos, un otro en quien reflejarse, con quien "conversar", con quien aliarse para gritar llorando.
Después no podiamos caminar, así que aprendimos a gatear, de a poco y con mucha paciencia quizás... Hasta que caminamos. Íbamos a la cocina a molestar a "la" mamá, a ver qué estaba haciendo, tal vez muchas veces nos quemamos, una vez hasta la cocina se nos cayó encima y salimos arrancando... Siempre juntas.
Ya en nuestra evolución: hablamos, y nos comunicábamos. Teniamos códigos y gestos que nadie más entendía, canciones que inventábamos y nos dolía la guata de tanta risa.
De ahí fuimos al jardín y haciamos rabiar a "la" abuela por la lluvia, tuvimos nuestros primeros amigos, nuestros primeros amores también... De niñas, claro.
Ahí entramos al colegio, y pasado un año y un poco más; ya no tuvimos papá... Y nos quedamos con "la" mamá.
Seguimos siempre juntas, las dificultades siempre se nos presentaron, pero también, siempre las dejamos atrás al hacerlas solución.
Y ahora... Tenemos que aprender a estar solas pero en compañía de la otra.
Te voy a tener siempre en mi mente, y aunque esté en otra estación del tiempo, en otro mundo y ambiente; te voy a ayudar. Siempre has podido sobreponerte a los problemas, y esta no va a ser la excepción.
:')
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