"Me gustaría que los recuerdos nunca dejasen de recordarse; que no fueran luego parte del olvido, que los pudiera conservar intactos en algún lugar de mi casa para luego volver a verlos y sentir lo mismo; la misma sensación, los mismos olores, observan los mismos rostros y sentir intactos los sabores.
Me gustaría que la memoria nunca dejase de hacer memoria; que los momentos que he vivido no se esfumaran para dar paso al presente o al futuro.
No quiero olvidar lo que he vivido, no quiero dejar de tener lo que he tenido. ni acabar con la oportunidad de un te quiero o de un te amo. No quiero que las personas pasen al olvido...
Por ningún momento permitiré borrar de mí las personas, los lugares, los tiempos en temporalidades, las palabras ni los momentos vividos... Porque aquellos constituyen todo lo que soy; lo que fui y lo que seré.
Y si los recuerdos fueran un objeto, no sería más que intangiblemente un recuerdo; pero un recuerdo constante, de esos que atormentan, que llegan a la mente en inoportunos instantes, con los que es preferible la pena de muerte...
Esa es la única forma... Recuerdos que no se vayan, que nunca se olviden, que no perecen, que tenga el efecto del boomerang; se van... Y vuelven."
No sé hace cuánto habré escrito esto... Pero me trae recuerdos el hecho de haberlo escrito y el por qué.
Tuve una profesora en el colegio que creo, me marcará toda mi vida: Liliana Salinas. Y ella escribió en el cuaderno donde estaba esto: "Excelente reflexión". Y eso me colma de alegría y satisfacción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario