lunes, 23 de septiembre de 2013

Mi amorcito

Te amooooooooooooooooo!



sábado, 14 de septiembre de 2013

La adolescencia

Al final, en la adolescencia es donde más pasan cosas. Dura unos cuantos años y ya con eso basta para denominarla una etapa, porque es tan intensa, tan bonita y tan problemática a la vez.
Que la autonomía, que los duelos, que el cuerpo, que mis papás me ahogan, que la sexualidad y la homosexualidad...
Y sólo al recorrer unas cuantas canciones, unos cuantos poemas y ya basta para darle la importancia que se merece. Violeta Parra quiere volver a los 17, tan frágil como un segundo y sentir a la vez tan profundo. Ismael Serrano dice que a los 15 hay pocas mentiras que contar, se escriben poemas, se enamora intensamente y se huye a ver el mar. Mario Benedetti, dice que fue un tiempo en que estaba cargado de recelos...
Al final, pasan tantas cosas y la adolescencia da tanto para pensar. La mía no fue problemática, fue una adolescencia de libro con todo resuelto... O quizás está tan poco resuelta, que la sigo viviendo cada día en cada palabra y cada paciente.


jueves, 5 de septiembre de 2013

Y hará futuro su fuerte fragilidad

“¡Qué grato es encontrarme vaya donde vaya!
Por más que me cuento mis chistes
siempre me hacen gracia. 
Si me voy, si me duermo, la vida se apaga. 
 ¡Qué potra saber que siempre me seré fiel! 
 ¡Qué suerte desde un principio caerme tan bien!” 

El texto anteriormente citado se puede construir – según el contexto en que se enmarca – como una narración acerca de la percepción que tiene el narrador sobre la soledad. Ésta estaría entendida como un estado en que se está conforme y contento, podría ser de un hombre que ha sido engañado al referirse con tanta fuerza a la fidelidad o tal vez, un hombre que hace mucho tiempo que no está en una relación de pareja y que por lo mismo se siente defraudado del amor y para no deprimirse, opta por conformarse con lo que tiene. Sin embargo, esto es solamente una interpretación de lo que ahí se dice, es una forma de crear un texto a partir de otro texto. Es aquello lo que se hará en el presente ensayo: Se creará un texto basado en el extracto de la canción citada y la interpretación dominante será que se trata el tema de la soledad como la posibilidad de relacionarse consigo mismo. De esta manera, sería como tener un respiro o tomarse un espacio para conocerse, de modo que luego de haber establecido una relación con uno mismo se podría establecer una relación con los demás y también, para poder establecer una relación con uno mismo sería necesaria la relación con los demás. 

En las lecturas leídas, se tratan diversos temas que implícitamente se refieren a la relación que cada persona debe establecer con uno mismo. La finalidad de esta relación está en la profesión que hemos escogido para en algunos años más ejercer: la Psicología. El hecho de no mencionar explícitamente la relación con uno mismo y sí las relaciones con los otros, podría deberse a lo que plantea Foucault (2001): “Más que analizar el poder desde el punto de vista de su racionalidad interna, consiste en analizar relaciones de poder a través del antagonismo de estrategias” (p. 6). De esta manera, se haría un estudio de las relaciones de poder entre personas de modo de conocer las relaciones de poder que son ejercidas sobre uno mismo. 

Tanto Foucault (2001) como Landau (2006), se refieren al poder como una relación que incluye a más de una persona, y lo que se establece en estas páginas entonces, es que las relaciones de poder son entre más de una persona pero que una misma persona también cuenta con relaciones de poder sobre sí mismo. Este mecanismo será explicado en los párrafos posteriores a través de la emergencia de lo sagrado, puesto que lo sagrado es una relación de poder que cada sujeto ejerce sobre sí mismo. 

En “El sujeto y el poder” (Foucault, 2001) se establece que lo que se habla en aquel relato no es acerca del poder, sino de los modos en que históricamente el ser humano se ha ido constituyendo como sujeto, por lo mismo, plantea que “hay dos significados de la palabra sujeto; sujeto a otro por control y dependencia y sujeto como constreñido a su propia identidad, a la conciencia y a su propio conocimiento” (p. 7). Desde este momento que se ha planteado una forma de constitución del sujeto no sólo mediado por sus relaciones con otros, sino que, se deja entrever que también debe existir una relación consigo mismo. 

Entonces, las relaciones que se ejercen con uno mismo son también un tipo de relación. Es posible que para conocernos debamos encontrarnos con la realidad que somos y responder a la pregunta sobre ¿quiénes somos? Se debe establecer una relación entre quién soy y quién no soy, entre lo que tengo conciencia de ser y lo que no está dicho respecto de mí. Esto puede verse en el extracto de la canción de Ismael Serrano, pues al tratarse de una canción deja en suspenso si la voz del relato es efectivamente el cantante o es un narrador, y cabe hacerse la pregunta de cuánto de Ismael Serrano está puesto en aquel relato. 

En ese sentido, las canciones serían una manera de alejarse de uno poniendo el problema en otro lugar – en este caso una canción – para así poder relacionarse con el problema que se tiene como si no fuera de uno. En el texto de Bateson (2011), “Espíritu y Naturaleza, se enfatiza la imposibilidad de separarse de uno mismo; esto último queda patente en lo anteriormente señalado, pues el ejercicio de relación con uno mismo tiene que hacerse a través del monismo como una relación imaginaria, ya que es imposible separarse de uno mismo. Se debe tener la capacidad de retrotraerse de uno mismo y pensarse como otro para establecer consigo mismo una relación. En este sentido, la pregunta sobre quiénes somos se torna importante, pues “sólo comprendiendo cómo hemos llegado a ser lo que somos podremos no sólo comprender realmente cómo somos, sino además, llegar a ser otros distintos” (Pastor, 2009, p. 630). Y para comprender quiénes somos, es para Laclau (Landau, 2006) imprescindible llegar a saber qué hay de universal en nosotros de modo de conocer lo particular. Es así como la relación con uno mismo está mediada y depende de las relaciones con los otros, porque en relación con otros y conociendo a otros será posible saber qué es lo universal y particular de cada uno. Para Bateson (2011) en cambio, es posible conocer lo genérico, “pero lo específico escapa a nosotros” (p. 53). Entonces es que surge la pregunta sobre qué hace la oposición entre estos dos autores. 

La canción de amor propio de Ismael Serrano podría haber sido escrita en un momento de diferencia en su vida, “¡qué grato es encontrarme vaya donde vaya!” deja en entredicho que una persona que no está en pareja no necesita estar siempre en espera de lo que ocurra con el otro, de cuáles serán sus reacciones al buscarlo, etc. A través de esto es posible citar a Bateson (2011), pues aquella oposición entre ambos autores se centra en que para Bateson “toda recepción de información es forzosamente la recepción de noticias acerca de una diferencia, y toda percepción de diferencia está limitada por un umbral” (p. 40). Así, la diferencia se establece como un cambio en el curso normal de la vida de una persona y la dificultad de reconocer lo específico está enmarcado por ese cambio que requiere un remezón que pase el umbral, que tenga la capacidad de marcar un antes y un después y de hacer que el sujeto se cuestione quién realmente es. 

Si bien no explícitamente, Foucault (2001) le da un espacio al poder de lo sagrado al señalar las características de las luchas antagónicas. Éstas serían luchas contra los privilegios del conocimiento pero también una oposición contra el secreto, es decir, las luchas antagónicas se enmarcan en el conocimiento acerca de quiénes somos pero sin olvidar que existe un poder que cada uno ejerce sobre sí mismo al no dejar acceso a ciertas cosas que tienen un lugar sagrado en cada persona. Además, una última característica de estas luchas es que todas éstas giran en torno a la pregunta de quiénes somos, y cuando nos encontramos con lo sagrado e indagamos en sus contenidos nos encontramos con quiénes realmente somos, sin una lucha que impida conocerlo. 

La relación que tiene el poder y lo sagrado es muy estrecha, a pesar que según Pastor (2009), “a Foucault no le interesa ni el sentido ni el significado, oculto y profundo, del discurso” (p. 629), se señala luego, que el poder es también lo que impide ser o hacer lo que queremos y que sin embargo, es una tecnología que nos hace ser como somos y desear ser de una manera y no de otra. Esto está relacionado entonces con lo sagrado, pues el poder haría patente en nosotros lo sagrado, es una tecnología que nos hace ser como somos pero también nos impide ser lo que queremos. He ahí la dificultad que Bateson, a diferencia de Laclau ve en el encuentro con lo sagrado, puesto que hay mecanismos que impiden encontrarnos todo el tiempo con lo genuino de nosotros mismos. Sin embargo, es necesario admitir que este encuentro es difícil pero no imposible, pues lo sagrado está encubierto y muy bien guardado, pero igualmente está, pues “nada puede provenir de la nada” (Bateson, 2011, p. 57). 

En relación a esto último, sobre todo con la influencia que tienen los cambios y la constatación de una diferencia en la vida de una persona, es que es posible establecer que el encuentro de lo sagrado se puede realizar a través de las acciones, “pues el alma es semejante al ojo que todo lo ve pero no puede verse a sí mismo más que por reflejo como un espejo… y el alma, igualmente no se ve y no se conoce más que por reflejo y por reconocimiento de sus efectos” (Canguilhem, 1996, p. 4). Eso sí, no todas las personas que han tenido un fuerte remezón en sus vidas irán a consultar a un psicólogo o reflexionarán a tal punto de entender cuál es la real fuerza que tiene lo sagrado en ellos, ya que esto depende de la persona pero también de la magnitud de la ruptura. En el texto de Landau (2006), Ranciére señala que “la política es la única actividad que puede deshacer el orden de lo policial” (p. 195) donde la política tiene como principio la igualdad y la policía surge cuando el orden de la dominación se interrumpe por aquellos que no tienen parte, y para que esto ocurra, debe haber una ruptura que origine una nueva representación del espacio donde se definen y reparten las partes (Landau, 2006), esta diferencia sería del orden de lo policial. 
Por otra parte, aquello que depende de la persona está circunscrito a las relaciones de poder, puesto que para que el poder pueda existir tiene que existir también la libertad (Foucault, 2001). Por lo mismo hay una posibilidad de resistirse y no inquietarse por el quiebre, de modo de no llegar a conocer lo sagrado: “La no comunicación de ciertas clases se necesita si pretendemos mantener lo “sagrado”. La comunicación es indeseable, no porque la temamos, sino porque la comunicación de alguna manera altera la naturaleza de las ideas” (Bateson & Bateson, 1994, p. 88). En este sentido, la libertad tiene que ver con resistirse a ciertos relatos de nosotros mismos que se encuentran en suspenso (Rodrigo Morales, comunicación personal, 20 de agosto, 2012) y para un estudiante de Psicología esto debe tener una importancia sustantiva, puesto que en el futuro tendremos que tener en cuenta aquellos relatos que no quieran ser señalados, porque “hay muchos asuntos y muchas circunstancias en que la conciencia es indeseable y en que el silencio es oro, de suerte que el secreto puede utilizarse como un indicador que nos dice que nos estamos aproximando a un terreno santo” (Bateson & Bateson, 1994, pp. 88 y 89) y porque “la carta que tú no escribes, las disculpas que no ofreces … todos ellos puede ser mensajes suficientes y eficaces porque el cero puede, dentro del contexto, ser significativo” (Bateson, 2011, p. 58). 

Existe la necesidad de relacionarse con uno mismo para poder encontrarse con lo sagrado, para ir más allá de los ámbitos de la conciencia a pesar de que muchas veces estos contenidos nos hagan sentir muy frágiles. Debemos encontrarnos con esos contenidos que han estado detenidos y suspendidos para poder saber quiénes somos. Por ello es que estas lecturas fueron para mí una invitación a inquietarme acerca de mí misma (Rodrigo Morales, comunicación personal, 20 de agosto, 2012), pues como personas y sobre todo como psicólogos, estamos sujetos a dimensiones sacras que incluyen a otros (Claudio Zamorano, comunicación personal, 27 agosto) y no debemos equivocarnos al no pensar que somos nosotros como futuros psicólogos, los primeros que tenemos que hacerlo: “Nietzche escribe: “… no debemos analizarnos nosotros mismos, no debemos conocernos”. ¡Asombroso y muy revelador mal entendido! El psicólogo sólo desea ser un instrumento sin tratar de saber de quién o de qué es el instrumento” (Canguilhem, 1996, p. 7).

“(…) Y en la crisálida su voz estallará. 
 no se quedará inmóvil al borde del camino 
Y hará futuro su fuerte fragilidad” 

En conclusión, a través de la oposición de estrategias, los textos narran las relaciones de poder que ejercemos sobre nosotros mismos al encontrarnos con lo sagrado. Lo sagrado nos determina y ejerce poder sobre nosotros, y luego nosotros tenemos la libertad de elegir si inquietarnos con su emergencia. Estos son una invitación a romper la crisálida y a entender que los relatos que he armado de mí misma no dependen sólo de mí (también dependen de Ismael Serrano), y que en el futuro muchos relatos de mis pacientes dependerán de mí, por lo que debo hacerme cargo de aquello y desde ahora empezar a trabajar para otros. Por ello es que la primera pregunta que comienzo a hacerme es: ¿Por qué estas canciones y no otras? ¿Qué relatos han quedado subyugados al hacer de ellas el relato dominante de este ensayo? 




Referencias bibliográficas: 
Bateson, G. & Bateson M. C. (1994). No sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha. En G. Bateson y M. C. Bateson, El temor de los ángeles (2da ed., pp. 79-89). Barcelona, España: Gredisa Editorial.
Bateson, G. (2011). Todo escolar sabe… En G. Bateson, Espíritu y Naturaleza (3ra ed., pp. 35-79). Buenos Aires, Argentina: Amorrortu Editores. 
 Canguilhem, G. (1996, marzo). ¿Qué es la psicología? Documento de Conferencia presentado en el Colegio de Filosofía el 18 de diciembre de 1956, publicada por Cahier pour l’’ analyse.
Foucault, M. (2001). El sujeto y el poder. En H. Dreyfus y P. Rabinow. (Ed.), Michel Foucault: más allá del estructuralismo y la hermenéutica. Buenos Aires: Nueva Visión. 
Landau, M. (2006). Laclau, Foucault, Ranciére: Entre la política y la policía. Argumentos, 19 (52), 179-197. 
 Pastor, J. (2009). Relevancia de Foucault para la Psicología. Psicothema, 21(4), 628-632.