domingo, 27 de diciembre de 2015

waf

Hoy me acordé del constante desayuno a la cama. Así sin platos, sin servilletas, tan tú. Me acordé de despertar y verte, después de haber dormido sintiéndote.
Me acordé y sigue la nostalgia de esos momentos, de los buenos momentos que siempre quedarán, y que espero nunca, nunca olvidar.

Quisiera que supieras que amo mi trabajo, que soy feliz yendo... Que si estuvieras ya no te contaría de por qué lo paso tan mal y de todo lo que me carga. Quisiera que supieras que mi mamá empezó a ir al psiquiatra, que ya está más contenta y que se nota la diferencia.
Y quisiera que supieras que lo demás sigue igual: el Marco Antonio, el Falcon, mi hermana no está pero falta poco para que vuelva. Y que yo también me parezco a la de antes, a la que te copió en el ísimo, en el no me interesa. A la que aprendió a tostar el pan para que no se queme, la que te ponía cara de mono, a la que le encantaba cuando entrecerrabas los ojos como chinito.

viernes, 25 de diciembre de 2015

Por qué no volvemos

Por qué no volvemos. Recuérdamelo, por favor. Por qué no nos queremos de vuelta, de segunda mano o de ocasión. Por qué. A ver, si es que había tantas razones, es que te juro que las había. Es que hasta las llegué a apuntar en algún sitio. Y ahora va y no las encuentro. Justo cuando más las necesito. Justo cuando sólo recuerdo todo aquello que juré olvidar. Así que si no te es mucha molestia, recuérdame por qué no nos dejamos de hostias. O por qué me las sigo dando yo.
Por qué no volvemos. Por qué me despierto y lo primero que hago es pensar en tus fotos. Pero si las metí en el fondo del cajón ese que ya ni abro. El de las cosas perdidas aposta. El de los recuerdos que son demasiado grandes para llevarlos encima. Malditas fotografías. Malditas emulsiones enmarcadas en vidrio. Escaparates de 15×9 que ya sólo te venden saldos, instantáneas con retraso de lo que pudo ser y no fue. Por qué las escondí allí, si se me agarran a la retina día sí día también. Por qué hago ver que no las veo, si no me hace falta ni mirarlas, si ya me las sé.
Por qué no volvemos. Por qué no dejo de seguir tus pasos. Por qué entro de puntillas en las redes sociales como quien entra a por algo que se dejó. Por qué analizo tus fotos, tus gestos, tus lugares y tus palabras. Por qué veo en cada nuevo amigo o contacto tuyo un potencial enemigo. Por qué me da miedo que me olvides con ellos, que me entierres sin mí. Por qué busco señales que al fin y al cabo tú ya no emites. Por qué. Eh. Por qué.
Por qué no volvemos. Por qué no he sido capaz de volver a sentarme en la única mesa maldita de nuestro restaurante. Por qué salgo todas las noches como si nada, como si jamás te hubiese conocido. Y por qué les acabo pidiendo a todas que hagan de ti. Que les gusten tus mismas cosas. Que se rían como lo hacías tú. Por qué las comparo siempre contigo. Qué culpa tendrán ellas de no alcanzarte. De no saber que me exististe. De no poder acabarse este final.
Por qué no volvemos. Por qué sigo mirando el móvil cada dos horas simplemente para ver si estás en línea. Por qué empiezo a escribir siempre el mismo mensaje. Uno que arranca con un por qué no volvemos. Uno que sigue explicándote cuánto te echo de menos. Que ya casi olvidé tus defectos. Que me quedé solo a soportar los míos. Que ya es mucho soportar para una sola persona. Y por qué, cuando acabo el mensaje perfecto, le doy siempre al borrado completo en vez de al enviar. Por qué no te llamo cuando tengo tantas ganas de hablar.
Por qué no volvemos. Dímelo, de verdad, tan sólo recuérdamelo una vez más. Aunque te cueste algún que otro esfuerzo. Hazlo por este pedazo de vida tuya que sigue a la deriva de los recuerdos. Por los viejos tiempos. Por este mal sabor de boca después de algo tan dulce. Por lo que fuera yo en tu vida. Por lo que sea. Por lo que fui.
Yo la verdad es que no he aprendido. Sigo estando igual. Me siguen haciendo daño las mismas cosas. Me siguen emocionando las canciones de siempre. Sobre todo ahora, que sé que en realidad todas me hablaban de ti. Me sigo haciendo muchas trampas al solitario. Me veo con los mismos amigos a los que les ruego que no me hablen de ti. Hasta que les acabo preguntando yo. Ah, y he vuelto al microondas, que cocinar para uno ya sabes que no vale la pena. Supongo que soy aún más difícil. Imagino que el gas noble de mis manías se habrá expandido hasta ocupar parte del hueco que dejaste tú. Y seguramente, a base de vivir conmigo, me habré vuelto mucho más yo.
Por eso, te podría decir que he cambiado. Que ahora sí que sí. Que ahora entiendo por qué no funcionó lo nuestro. Que por qué no volvemos. Que por qué no intentarlo, sabiendo lo que sabemos. Pero te estaría mintiendo, y lo haría simplemente para conseguirte de nuevo, para volverte a tener, para volverme a dar a ti.
Nos estaríamos engañando de nuevo.
Y volveríamos dispuestos a ello, tan sólo por lo mucho que nos queremos.
Tan absurdo como cuando estábamos juntos y tras cada silencio resonaba siempre la misma pregunta.
Por qué no lo dejamos.
Risto Mejide

martes, 22 de diciembre de 2015

Usted



No olvide que la espero
no espere que la olvide

domingo, 20 de diciembre de 2015

Estaré preparada

Cuando no te extrañe
Cuando no estés en mis sueños
Cuando no piense en ti al hacerme un pan tostado, al dejar un poco de té, al cocinar
Cuando no tenga ganas de verte, de caminar juntos, de abrazarte, de darte un beso que vuelva a enamorarnos
Cuando ya no me sienta culpable, cuando no me sienta responsable
Cuando deje estas lágrimas
Cuando seas pasado aunque ya no estés.

16/12/2015

Ellos no saben, no tienen idea de la diferencia alegre que hicieron al estar presentes, y al tener eso que me hace despertarme cada lunes martes y miércoles con felicidad, con la esperanza de que será un buen día.
Llegaron a mi vida después de una experiencia digna de cualquier olvido, de mucha angustia y lágrimas con un dolor que no había sentido antes. Y llegaron yo sé, para quedarse. Porque cada cumpleaños feliz de los casi diez que me cantaron, me hacía sentir que no es tan distinto, que fue un cumpleaños igual de acompañado y reido de siempre - y quizás más que muchas veces -. Y que por eso, vale la pena, y cada día compruebo mis razones para quedarme.

sábado, 19 de diciembre de 2015

Me quedo

Me quedo con algunas canciones,
Con Maroon 5, Bruno Mars
Hasta con Justin Bieber,
Y música electrónica que ahora disfruto si la escucho

Me quedo con muchas risas,
Con caricias en el pelo
Y unos dedos tocándome la cara.

Me quedo con el aire,
que me rozaba en cada vez que caminamos
Con el barrio El Golf
Y el Costanera Center

Me quedo con mis nuevos saberes
sobre trajes, corbatas
Sobre camisas.

Me quedo con lo comido,
Y sobre todo,
muy por sobre todo,
Con lo bailado.

jueves, 17 de diciembre de 2015

No vales la pena
Ni la alegría

lunes, 14 de diciembre de 2015

Hace un año

Hoy, hace un año, esperaba con ansias mi nuevo trabajo. Era la mejor oportunidad para entrar al servicio público, para al fin hacer lo que quería... Que era darle lo mejor de mí a quienes menos tenían.
Pero poco a poco, y sin pensarlo, esa ansiedad escondía la angustia, el dolor, el encontrarme frente a frente con lo peor de mí: el miedo a fallar, la autoexigencia, el miedo a lo desconocido y a la soledad.
Y así estuve, aguanté dos meses, sólo dos meses. Y fueron los meses más intensos de mi vida, los más llorados, más sufridos. Pero también fueron los más acompañados, donde aprendí y me enseñaron la lealtad absoluta a pesar de los problemas, de despertar llorando a mitad de la noche y que estuviera ahí, abrazándome, haciéndome cariño. De irme a dejar y a buscarme cada vez que podía.
Si esos horribles dos meses me iban a enseñar eso, valió absolutamente la pena.

domingo, 13 de diciembre de 2015

Un destello de felicidad

Ya lo sé, no soy un héroe,
no soy el más valiente de los que te amaron,
no soy tu estrella,
ni el tipo que disfruta tus pecados
No pido excusas ni perdón,
salvar tu vida o redención,
sólo busco un trozo de verdad,
un destello de felicidad.

sábado, 12 de diciembre de 2015

Cumpleaños

Este será el séptimo año que cumplo años desde que te conozco. Y aunque el primero no estuviste, unos días después nos vimos y me diste un regalo: unos dulces de menta sacados del canasto de tu casa - el que una vez rompí y te echaste la culpa -.
El que más me marcó fue un día que casi no estuvimos juntos, pero que tú estuviste ahí todo el día. Fue el 2011, yo trabajaba de promotora. Tú llegaste a la hora de almuerzo, esperaste toda la tarde y parte de la noche... Viste una película e hiciste hora con lo que te cargan los mall - igual que a mí -. Y ese es el mejor regalo que cualquier cosa material... ¿Cómo olvidarme de ti?
En tu cumpleaños de este año estuvimos todo el día juntos... ¿Sería mucho pedir verte también?

martes, 8 de diciembre de 2015

Vértigo

Seremos otros, seremos más viejos
Y cuando por fin me observe en tu espejo
Espero al menos que me reconozca
Me recuerde al que soy ahora

jueves, 3 de diciembre de 2015

Dije que tú

El otro día fui a una entrevista de trabajo. La psicóloga laboral que me estaba haciendo la entrevista me preguntó que quién era la persona que más me conocía... Yo pensé en ti, yo tuve que decir que tú.