miércoles, 27 de mayo de 2015

Nueva historia

El temblor, las cosquillas con el primer roce, los abrazos, las miradas, los besos. El recuerdo de un recuerdo que comienza a quedar en silencio, suspendido y olvidado entre las primeras letras de esta nueva historia.
Se cerró el libro de lo vivido, y se abre este que escribiremos solamente los dos.

domingo, 24 de mayo de 2015

Te quiero mucho Febito.
Siempre.

lunes, 18 de mayo de 2015

No sé mañana.



Hoy he salido de ti bordeando la locura.

jueves, 14 de mayo de 2015

El océano al final del camino

"Te voy a decir algo muy importante: por dentro, los adultos tampoco parecen adultos. Por fuera son grandes y desconsiderados y siempre parece que saben lo que hacen. Por dentro, siguen siendo exactamente igual que han sido siempre. Como cuando tenían tu edad. La verdad es que los adultos no existen. Ni uno solo, en todo el mundo."

Álex Torres


sábado, 9 de mayo de 2015

Despertar.

... Al entrar la tarde, recogía su cometa, el señor ya regresaba a su casa. Se vestía su pijama con dragones bordados y abrazaba a su dragón de peluche. Las lámparas proyectaban sobre el techo: luces en forma de dragón. Pensando en dragones, el señor despedía el día.
La devoción del señor por los dragones fue un rumor que creció y creció, yendo de boca en boca, de un lado para otro, viajando hasta por fin llegar a una nube.
Al llegar a una nube llegó también a los oídos del gran dragón de los cielos, que conmovido por la historia del señor, decidió salir a buscar a aquel extraordinario hombre.
Voló y voló el dragón recorriendo toda la comarca, tratando de encontrar a aquel ser. Hasta que finalmente encontró a lo lejos, su cometa haciendo filigramas. Siguiendo su hilo, encontró el rostro extaseado del señor.
Emocionado, el dragón de los cielos espiaba tras una nube, y decidió hacerle un regalo a aquel hombre: hacerse presente ante él, cosa poco habitual puesto que los dragones legendarios no se dejan ver por los humanos. Escondido tras las nubes, siguió al señor hasta su casa, y una vez que éste estuvo dentro el dragón introdujo su cabeza por una ventana y su cola por otra, atrapando en medio al señor, que en un principio quedó petrificado, pero después, saltar por la primera ventana que vio, para correr aterrorizado sin mirar hacia atrás, corriendo, corriendo, para nunca regresar. Jamás se supo nada del señor; ni en su casa, ni en toda la comarca.
Puede ser que en realidad no amara tanto a los dragones. Quizás sólo le gustaba aquello que se le parecía o la idea que tenía de ellos, pero en ningún caso el auténtico dragón.

A veces, amamos lo soñado como promesa y no tanto como realidad. A veces tenemos miedo a nuestros sueños como quien le teme a la felicidad. Lo valiente no es soñar... Lo valiente es hacer los sueños realidad. Lo dijo Antonio Machado: "Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y mejor de todo: despertar".



Ismael Serrano, 08 mayo de 2015.