Hoy día me tuve que ir parada en la micro, ya era tarde. Igual no estaba apurada, y no tenía sueño, así que no me importó tener que estar parada una hora.
Siempre me pongo a mirar a la gente, sólo cuando voy parada, porque no hay nada más importante que hacer.
Por eso, vi a una niña, la que más llamó mi atención. Tenía las uñas pintadas negras, y el pelo azul, parece; pero de un color que no era ni negro, ni castaño, ni rojo, ni russio. Tenía ropa negra, y hacía mucho calor. Pobre.
Es típico que me pongo a prototipicalizar, la miro y me imagino una chica mala que piensa en destrucción. Pero ella rompió mi prejuicio, porque leía un libro. Y me pregunté qué libro sería. Demás era un libro de vampiros, estilo Crepúsculo pero absolutamente distinto; no de amor, de matanza, sangre, qué sé yo.
Y miré y decía: "El final de juego". Estaba del otro lado, así que leí eso que está atrás, que no sé cómo se llama. Ahí donde dice como un resumen del libro. Y decía también: Continuidad de los parques.
Me trajo demasiados recuerdos. Me acordé primero, de El río. Era buenísimo. Y nadie lo entendía, y todo nos servía en cuanto a interpretación.
Nuestro stress colectivo, nuestros estudios, las copias, las risas, las bromas...
Tantos años, tanto tiempo. Los extraño, porque extraño no temer a hacer el ridículo, que aunque no siempre la conversación alcanzara para todos, siempre se preocupaban de mí.
Hoy soy una sombra, un invisible del que nadie se detiene a mirar, a ver, a observar... más allá.
Al principio me gustaba, pero a veces también encuentro razón a todas las recomendaciones, a las amistades que no perduran en la universidad, a las traiciones... que hoy existen en mí.
Me siento sola cada día, ya no es bueno como antes, que era más que bueno, mucho más.
Porque siento que no sé por qué, una distancia de no sé de dónde, se posó sobre mí y me siento y siento distante, y quizás ya tengo identificados los culpables.
Pero tampoco fui muy buena para encontrarme solución a mis problemas, porque me cuesta exteriorizarme externamente y no sólo interna.
Y me pareció algo así como un símbolo, de esos que aprendí en el colegio.
El final del juego... Porque ya todos dejaron de jugar allá.
"Uno se pregunta si realmente crees en tus amenazas, tus chantajes repugnantes, tus inagotables escenas patéticas untadas de lágrimas y adjetivos y recuentos. Merecerías a alguien más dotado que yo para que te diera la réplica, entonces se vería alzarse a la pareja perfecta, con el hedor exquisito del hombre y la mujer que se destrozan mirándose en los ojos para asegurarse el aplazamiento más precario, para sobrevivir todavía y volver a empezar (...)
Ahora resulta que duermes, que de cuando en cuando mueves una pierna que va cambiando el dibujo de la sábana, pareces enojada por alguna cosa, no demasiado enojada, es como un cansancio amargo, tus labios esbozan una mueca de desprecio, dejan escapar el aire entrecortadamente, lo recogen a bocanadas breves, y creo que si no estaría tan exasperado por tus falsas amenazas admitiría que eres otra vez hermosa, como si el sueño te devolviera un poco de mi lado donde el deseo es posible y hasta reconciliación..." El Río.
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