sábado, 15 de octubre de 2011

No sabía o lo había olvidado.

No sabía dónde terminaba ella y dónde empezaban los demás, los de más cerca.
No sabía o lo había olvidado.
No sabía que los demás eran demás, eran otros, no era ella, que nunca nadie podría fusionar su fin ni su empezar.

No sabía que había cosas que aunque supiera que nunca haría las haría.
No sabía o lo había olvidado.
No sabía que no podía saber algo que no sabía, que nunca había tenido la oportunidad de saberlo o no, de comprobarlo no sólo por pensamientos o sentimientos.

No sabía que había estado toda su vida sin soledades, que estaba acostumbrada a hacerlo así, a que fuera la única manera de relacionarse con el mundo, con la vida, con ella misma.

No sabía que el caminar sola no significaba estarlo, ni que sentirse sola significaba estarlo.
No sabía o lo había olvidado.
No sabía que nunca estaría sola, que aunque se sintiera no lo estaría, que nunca debería sentirse sola.

No sabía que las decisiones provocaban un espacio de tranquilidad inagotable,
que era diferente que las cosas le pasaran a que las cosas las hiciera, las decidiera.
No sabía, no lo había olvidado.

1 comentario:

  1. Nunca estamos solos, siempre nos acompaña al menos la Soledad. Me gustó, sobre todo por el demás, de más.

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