domingo, 20 de noviembre de 2011

Eres el mejor ejemplo.

Poniendo en la mesa todo lo que odio de la gente, eres el mejor ejemplo. Y hay ciertas cosas que gracias a ti he descubierto, que no sabía que odiaba, que nadie más tenía, que nadie más conocí siendo así.

Que preguntes siempre cómo se sienten,
que preguntes siempre si pasa algo,
que digas siempre lo que piensas con bonitas palabras
(aunque todos sepamos que tu inconsciente está lleno de todo lo que reprimes con esos disfraces)...

Pero que nunca, NUNCA, te mires al espejo,
que nunca, NUNCA seas capaz de ponerte a ti primero en los defectos,
y que siempre, SIEMPRE, seas tú la primera persona cuando es la hora de hablar de lo bueno que tienes.
Que seas un ser humano tan profundamente egocéntrico,
y que hagas ver que te interesan los demás.

Eres la figura patente de la falta de autocrítica, del doble vínculo, de la espada y la pared, de provocar que los demás sean de la forma que tú quieras que sean contigo y que por MIEDO (sí, miedo) se guarden todo lo que piensan de ti porque eres otra persona si te cambian tu maravilloso esquema de re-estructuración patológica constante.

Es cierto, eres el mejor ejemplo.
El mejor ejemplo de todo lo que odio y de lo que nunca quiero llegar a ser.

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