No te olvides que soy
Distinto de aquel
Pero casi igual
No es casualidad que seas tú quien me acompañe
Que te haya elegido por sobre las demás
Que haya confiado en ti a pesar de no ser lo que siempre he valorado
No es casualidad que seas tú quien me contenga
Que me digas que sí puedo
Que soy a pesar de no creérmelo
No es casualidad.
Me revuelvo en la idea de no ser suficiente, de que el espejo con el que las personas me miren no sea desde un lugar de admiración por mi trabajo o mis conocimientos.
Sufro con eso, porque crecí siendo insuficiente, siendo la que podía menos, a la que no invitaban para los talleres de lenguaje.
He ganado algunos premios, en el colegio al mejor poema cuando hablé de mi papá. Aun lo tengo guardado, es considerablemente malo.
También gané el premio de la matrícula de honor. Pero ese no habla tanto de mis conocimientos sino mas bien de mi fortaleza ante la adversidad.
Me cuesta reconocerme como la persona a la que nunca elogiarán por sus conocimientos. Ni tampoco por su ternura o su dulzura.
Me gustaría ser esa psicóloga seca, esa psicóloga también tierna y contenedora. Sé que lo he sido, pero los demás no lo ven.