jueves, 21 de junio de 2018

Dulce memoria.

Odio las canciones de amor que traen tu recuerdo a mi casa
Ya ves, a veces me canso de mí, de no tener valor para buscarte y cometer todo delito que este amor exija
Si se callase el ruido, quizás podríamos hablar y soplar sobre las heridas
Si no ves más allá de tu horizonte, estaremos perdidos
Siempre al otro lado de tu frontera
No estarás sola, siempre habrá quien se parta en dos en cada despedida
Nunca dejes de buscarme, la excusa más cobarde es culpar al destino
Procuraré mantener la luz encendida por si se te ocurre volver derrepente
Y así te escribo, me hago un té, me duermo. Salgo de casa, me digo que estoy bien, me miento.
Llueva, nieve o truene, yo te esperaré siempre
Y yo te diría, no sé, que las cosas van a marchar bien
La curva de tu espalda, el hueco en el que anido
Que andarás haciendo ahora
Seremos otros, seremos más viejos, y cuando por fin me observe en tu espejo, espero al menos que me reconozca, me recuerde al que soy ahora
Ven, acércate a mí, que otras primaveras te han de llevar muy lejos de mí
La noche debilita los corazones
De por qué te extraño aunque me olvides.

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